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Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

[ Bookmark This Website Capitulo 24

Pamela respiré profundamente. Sus labios rojo sangre se curvaron en una
sonrisa astuta. Se abrié paso entre la multitud mientras buscaba a
Fernando. Después de abrirse paso a empujones entre la multitud
abarrotada, dando codazos a clientes y camareros por igual, finalmente
encontré a quien estaba buscando.

Estaba sentado en una de las mesas en el extremo mas alejado de la
habitacién. Las luces eran tenues, sin embargo, de alguna manera, logré
localizar al hombre. Se sent6 alli como un dios contemplando su reino.
Como un dios, parecia

distante e intocable.

La vista hizo que el coraz6n de Pamela se acelerara.

Se agarr6 el pecho con fuerza, fruncié los labios y traté de lucir lo mas
sensual posible mientras se dirigia a la mesa de Fernando. Sus ojos
revolotearon alrededor como si estuviera buscando a alguien. Luego, con
un golpe repentino, resbalé y cay6 a los pies de Fernando.

“jAy!” la joven jade6 en voz alta mientras fingia dolor.

Se enroscé alrededor de la pierna de Fernando como una anguila.

El acto fue indignante. Sin embargo, logré atraer la atencién de Fernando
hacia ella.

Sus ojos se posaron en la mujer que habia caido a sus pies. No esperaba ver
otro Bracamonte.

Algo frio atraveso los ojos oscuros de Fernando. Sin embargo, su voz se
mantuvo perfectamente cortés. “Sra. Bracamonte.

Estas bien?”

No tenia ningln interés en las mujeres que intentaban arrojarse sobre él. A
menos que le gustara, por supuesto.

Pamela no podia creer lo que escuchaba. ¢ Era preocupacion en la voz de
Fernando? ¢ Para ella?

Su corazén salté. Pamela parpadeé en sus ojos. Ella no iba a arrojarse sobre el
hombre, por supuesto. Se silencio y luego, en voz baja, dijo. “Sr. Santander... lo
siento mucho. Estaba buscando a alguien. No esperaba tropezar y caer.

de puso pie en

Espero no haberlo golpeado demasiado fuerte cuando me cai.

“Estoy bien“. Fernando asinti6 brevemente y le devolvié las suaves palabras con
una respuesta concisa.

Danilo no iba a decir una palabra si Fernando no lo hacia. Pamela estaba
claramente aqui por Fernando. Nadie sobrio podria haber tropezado y caido tan
facilmente.

Ademas, cayo justo a los pies de Fernando. Parecia demasiada coincidencia
para ser un feliz accidente. Sin embargo, podia entender por qué lo habia hecho.
Fernando era el soltero mas guapo de Trujillo y el hombre que iba a heredar el
imperio empresarial mas poderoso de la ciudad capital.

Pamela se dio cuenta de que Fernando habia desviado la mirada de ella.
Probablemente no estaba interesado en hablar con ella. Podia sentir que se
ponia nerviosa.

Pero estar nerviosa no le harfa ningtin favor a Pamela. Hombres como Fernando
tenian innumerables mujeres cayendo a sus pies y tratando de ganar su favor.
Sin embargo, Fernando nunca habia mostrado ningun interés por ninguna mujer.
Ella no habia oido hablar de él, involucrado en ningun escandalo.

El Gnico escandalo posible en el que podria haber estado involucrado era en el
que ellay su madre lo habian engafiado. La trampa que le habian tendido a
Sabrina... aunque no esperaban que tuvieran relaciones. La idea la volvia loca
de celos.

“Sr. Santander... Estoy trabajando en el Grupo Santander en este
momento... Supongo que te veré por aqui“, dijo Pamela con recato y voz
dulce a un hombre que ni siquiera la miraba.

Fernando no le dijo una palabra en absoluto. Obviamente no queria hablar
con ella. El sentimiento de derrota amenazé con tragarse a Pamela
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El hombre era demasiado orgulloso. {Qué tenia que hacer ella para que él
se interesara por ella?

Mir6 sin pestafiear al hermoso hombre que tenia delante. Entonces, una
idea apareci6 en su cabeza. Sabrina también trabajaba en Torre del Grupo
Santander.

Deberia aprovechar la oportunidad y oscurecer la mancha en la reputacién
de su hermana. Tenia que asegurarse de Sabrina no tuviera ninguna
posibilidad con Fernando.

que

Ante ese pensamiento, la voz de Pamela se convirtié en un suave
murmullo. Como una espada escondida en su vaina, sus palabras
venenosas se deslizaron suavemente de sus labios. “Sr. Santander, me
gustaria extenderle mi mas sincera disculpa en nombre de mi hermana. Sé
que esta trabajando en la Torre del Grupo Santander.

¢Una disculpa? Fernando finalmente la miré cuando mencioné a Sabrina.
Por supuesto, no tenia idea de por qué se preocupaba tanto por aquella
mujer. Simplemente no pudo evitar reaccionar involuntariamente cuando
escuch6 su nombre.

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