Big Novel

Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capitulo 270

El Bentley de Fernando fue facil de encontrar. Estaba estacionado en su propio
lugar privado.

Cuando Sabrina llegé al estacionamiento del sétano, pudo ver de inmediato al
Bentley negro de aspecto extremadamente lujoso y su guardaespaldas vestido
con un traje negro parados al lado del automévil.

Sabrina simplemente eché un vistazo al auto porque tenia miedo de encontrarse
con sus colegas que también estaban subiendo a sus autos.

Siguié mirando de un lado a otro mientras corria hacia el Bentley mientras
trataba de mantenerse fuera de la vista de los demas. No tard6 en

llegar frente al Bentley y el guardaespaldas supo que ella era la mujer por la que
Fernando sentia algo.

Le abri¢ la puerta con cuidado.

Sabrina inmediatamente entré al auto sin dudarlo.

El aire acondicionado ya estaba encendido en el coche. Se sentia
refrescantemente fresco. El aire fresco del auto alivié instantaneamente el
sofocante calor del verano del s6tano. Sabrina dejé escapar un suspiro de alivio
mientras se apoyaba en los asientos de cuero mientras esperaba a Fernando.
El guardaespaldas que le habia abierto la puerta también esperaba a Fernando
afuera.

Lo Unico que podia hacer Sabrina era esperar ansiosamente sola en los asientos
de cuero. Fernando finalmente llegé después de unos diez minutos. Su cuerpo
imponente caminaba lentamente y habia un grupo de miembros del personal y
guardaespaldas que lo seguian.

No estaba manteniendo un perfil bajo en absoluto.

De alguna manera, Sabrina se sintié alin mas ansiosa cuando miré al hombre
que parecia estar irradiando una especie de aura Unica a través de la ventana.
T

Ella estaba enamorada de él desde hace bastante tiempo en ese entonces. Sin
embargo, después del incidente de esa noche, todos sus sentimientos hacia él
se habian desvanecido por completo.

Quién sabia que después de interactuar con él con mas frecuencia
recientemente, sus sentimientos muertos aparentemente se revivieron y se
sentia como si esos sentimientos estuvieran comenzando a apoderarse de su
corazén.

Sabrina sabia que si esto continuaba, las cosas irian mal. No podia arriesgarse
a perder su corazon de nuevo.

Aparté la mirada y respiré hondo para suprimir sus emociones y pensamientos
ansiosos. Se dijo a si misma que debia tratar esta terrible. experiencia como una
forma de pagarle por haberle salvado la vida. No podia permitirse pensar en otra
cosa.

Sabrina se sinti6 mucho mejor después de calmarse.

Fernando no tard en entrar. Entr6 en el coche después de que el
guardaespaldas que estaba parado afuera le abriera la puerta. Un suave olor a
tabaco y su olor tnico se podia oler cuando entré en el coche.

Sabrina instintivamente se inclind hacia la puerta cuando la olié.

Sabrina se movié a una distancia segura de Fernando cuando cerré la puerta.
Ella lo mird y decidi6 preguntarle primero: “; Dénde quiere comer después, sefior
Santander?”

“¢ Voy a hacer la reserva ahora?” Sabrina dijo mientras tomaba su teléfono.
“Debido a que ya son mas de las cinco de la tarde, si no hacemos la reserva
ahora, no podremos conseguir una mesa en ciertos restaurantes”,

continué.

Sabia que no podia invitar a Fernando a ningln restaurante al azar cuando
accedio a invitarlo a una comida o de lo contrario seria inadecuado para su
condicién de presidente de la empresa.Books Chapters Are Daily Updated Join &
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Sin embargo, los buenos restaurantes se reservarian muy rapidamente y si
hicieran una reserva demasiado tarde, no podrian asegurar una mesa.

“¢, Por qué te apresuras de todos modos? ; Te preocupa que no podamos
conseguir una comida cuando estoy aqui?” Fernando se apoyo en los asientos
de cuero mientras miraba intensamente a la mujer a su lado.

Esta toda arreglada hoy? Su maquillaje se ve bastante delicado y sin
mencionar que también es bastante limpio y puro.

Fernando adoraba su mirada mientras su mirada se profundizaba.

Luego dijo con calma: “Te ves muy hermosa hoy".

Sabrina se sorprendié cuando dijo eso y, sin saberlo, comenzé a sonrojarse. Sin
embargo, ella no queria hablar de esto con él, asi que contuvo sus emociones y
continué: “;Dénde debemos ir a comer entonces, Sr. Santander?”

“Mi apartamento®, respondi6 Even y se ri6 entre dientes de una manera muy
seductora.

Sabrina queds aténita al instante cuando se pregunté por qué iban a ir a

su casa y no a un restaurante.

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