Capitulo 279
Sabrina se registro para que Carmen se hiciera una tomografia computarizada
de la cabeza, pero tuvieron que esperar a que otros tres pacientes se hicieran la
suya antes de que fuera su turno.
Como Carmen habia sufrido bastante susto por la caida y era apenas una nifia,
lloré cuando tuvo que entrar sola a la sala de TC. El médico tuvo que detener el
escaneo y le dijo a Sabrina que entrara y la consolara. Después de que Carmen
se calmo, el médico procedié a escanear su cabeza nuevamente.
Cuando terminaron con el escaneo, los ojos de Carmen estaban rojos por el
llanto.
Sabrina estaba desconsolada al ver llorar a su hija. Cargé a Carmen y siguié
convenciéndola mientras estaban en el pasillo. En el momento en que Joaquin
vio llorar a Carmen, se puso de puntillas e imité las acciones de su madre.
Extendi6 su mano y tocé suavemente la frente de Carmen y hablé
incoherentemente con su voz infantil mientras consolaba a su hermanita: “Dora,
no llores... Cuando lleguemos a casa... Te daré un juguete”.
En el momento en que Joaquin persuadié a Carmen, ella dejo de llorar. Sollozé
mientras miraba a su hermano mayor con los ojos llorosos y le hablé de manera
ininteligible a su hermano mayor.
Como Carmen finalmente pudo hablar, Sabrina dedujo que Carmen debia estar
mucho mejor. Inmediatamente beso la suave mejilla de Carmen y dijo: “Dora, me
diste un susto®.
“Estoy tan contenta de que ella esté bien“. Elena se sinti6 aliviada.
“Sabrina, le llevamos un poco de yogur a Dora?” pregunté Elena cuando noté
que Carmen estaba mucho mejor.
Sabrina no tuvo ninguna objecion y asintié mientras decia: “Aja. Vamos a darles
una botella de yogur a cada uno. No podemos darles demasiado yogur porque
causara caries”.
Elena reconocié a Sabrina antes de tomar la mano de Joaquin y dijo: “En
ese caso, llevaré a Nate conmigo y compraré yogur en el supermercado de
abajo mientras esperas el informe".
“Por supuesto.” Dio la casualidad de que el informe de la tomografia
computarizada de la cabeza de Carmen solo estaria listo en treinta minutos, por
lo que Sabrina sostuvo a Carmen mientras lo esperaban.
Elena tomd la mano de Joaquin y fue a buscar un yogur mientras Sabrina
cargaba a Carmen y seguia caminando por el pasillo. Unos diez minutos
después, Fernando la llamé.
Sabrina sacé una mano para revisar su teléfono. En el momento en que vio el
numero parpadeando en su identificador de llamadas, fruncié el cefio y dudd en
contestar la llamada del hombre.
Ella accedié a verlo boxear, pero se escapd a mitad de camino cuando Carmen
se lastimé.Books Chapters Are Daily Updated Join & Stay Updated for All Books
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Para ser justos, fue grosero de su parte irse sin decirselo a Fernando.
Sabrina mir6 hacia el pasillo del hospital antes de mirar a Carmen en sus brazos.
Tres segundos después, contesto el teléfono. Si ella no contestaba el teléfono
ahora, probablemente la llamaria a su oficina mariana y la interrogaria.
“¢Si, sefior Santander?” Sabrina se compuso y deliberadamente hizo una
pregunta completamente redundante en voz baja.
“¢ Qué opinas? ¢No aceptaste verme boxear? La voz profunda y ronca del
hombre sonaba molesto por teléfono. Sabrina deberia saber que él se enojaria
cuando ella se fuera sin decir una palabra.
iDespués de todo, él era Fernando Santander!
Sabrina inhalé profundamente antes de explicar suavemente en un tono dulce:
“Tenia asuntos urgentes que atender y tuve que irme. Lo siento mucho, Sr.
Santander...”
“¢ Qué podria ser tan urgente que tuviste que irte sin decir una palabra?” La voz
de Fernando sonaba profunda. Parecia insatisfecho con su explicacion. Sabrina
sabia que él no le creeria, pero no pudo decirle la
verdad, asi que dijo: “Sr. Santander, mala mia. Realmente tenia algo urgente de
lo que ocuparme. Me disculpo por irme temprano.
Fernando se apoy¢ contra la cuerda alrededor del ring de boxeo y dijo enojado:
“No necesito tu disculpa. ;Dénde estas ahora? Iré a buscarte ahora.
Sabrina se quedo en silencio.
Ella fruncié el cefio cuando dijo: “Sr. Santander, ahora no te puedo ver...” En el
momento en que Sabrina comenzé a hablar, Carmen hablé con su
voz infantil mientras estaba en los brazos de Sabrina. “Mama... mama..."
Fernando escuché rapidamente la voz de un nifio por teléfono.
Instantdneamente fruncié el cefio y dijo: “Hay un nifio alli?”
“De nada. Qué chico? Sabrina rapidamente cubrié la boca de Carmen y dijo:
“Sr. Santander, estoy muy ocupado, me tengo que ir".