Big Novel

Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capitulo 294

Fernando presiond el timbre de la puerta de la mansion de Cindy con juguetes
en la mano. Cuando Sabrina escuchg el timbre, inmediatamente les dijo a sus
hijos que se callaran y que no la llamaran su madre.

Sus hijos estaban confundidos en cuanto a por qué su madre querria que
hicieran eso todo el tiempo.

Aunque no tenian idea de por qué, harian todo lo que su madre les decia que
hicieran. Entonces, escucharon a su madre y permanecieron en silencio.
Después de eso, Sabrina fue a abrir la puerta.

Fernando habia cambiado su aspecto habitual. Estaba vestido con una simple
camiseta blanca y un par de pantalones deportivos. No parecia tener su
apariencia amenazante habitual, ya que Sabrina estaba un poco aténita cuando
lo vio. Fernando parecié haber notado su reaccion de asombro cuando dijo:

“¢, Perdido en mis ojos?”

Sabrina inmediatamente salié de su trance mientras lo negaba timidamente, “No.
Por favor, entre, Sr. Santander”.

Fernando entré a la casa mientras los nifios lo miraban desde la sala. Estaban
mirando torpemente a Fernando con sus enormes 0jos.

Fernando camino hacia ellos mientras los nifios inmediatamente se encogieron
detras de la tia de Sabrina y continuaron mirandolo.

Fernando pasaba de vez en cuando a buscarlos. Pero su madre seguia
diciéndoles que se mantuvieran alejados de él.

No tenian idea de por qué.

Fernando era guapo y ademas les traia sus juguetes favoritos.

Sin embargo, como podria ser una mala persona un hombre que les trajo
juguetes?

“Joaquin, Carmen, vengan para aca. ;,Por qué no miran ustedes dos lo que
compré?” Fernando dijo mientras caminaba hacia la tia de Sabrina mientras
balanceaba la bolsa de juguetes y miraba a esos adorables nifios pequefios que
se parecian tanto a él con una sonrisa.

Tanto Joaquin como Carmen asomaron la cabecita para mirar la bolsa de
juguetes que tenia en la mano.

Estaban extremadamente curiosos al respecto y absolutamente querian ver qué
eran esos juguetes.

Sin embargo, su madre no se lo permitiria, ; verdad?

-Los nifios no se atrevieron a caminar hacia él y todo lo que pudieron hacer fue
mirarlo con una mirada vacilante mientras

agarraban la esquina de la camisa de la tia de Sabrina.

“Sefior Santander, si quiere hacerse la prueba de paternidad, ¢ podria hacerlo lo
antes posible?” Sabrina le recordé que no queria que se quedara en la mansion
por mucho tiempo.

Fernando la miré y se dio cuenta de que ella queria que se fuera, asi que se
tomd su tiempo y dijo: “El Sr. Cornwall atin no esta aqui, asi que jugaré con ellos
un rato".

Sabrina se quedo sin palabras.

que él querria quedarse.

Fernando se acercé y les dijo a los nifios: “Vengan aqui conmigo, de acuerdo?
Jugaré con ustedes con algunos juguetes nuevos®, dijo Fernando mientras
sacaba un pequerio tren de juguete y lo agitaba frente a ellos.Books Chapters
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Cuando los nifios notaron el hermoso trenecito de juguete, no pudieron resistir la
tentacion y realmente querian jugar con ese trencito de juguete y los otros
juguetes nuevos.

Sin embargo, su madre no les permitié acercarse a él.

Los nifios se sintieron muy mal porque tenian muchas ganas de jugar con
Fernando.

Después de una intensa batalla emocional, Joaquin no pudo evitar ser tentado
por los juguetes, por lo que miré a su madre y a la tia de Sabrina antes de hablar
con voz infantil: “Abuela... tengo muchas ganas de jugar.

La tia de Sabrina no se atrevié a decir una palabra e inmediatamente miré a
Sabrina en busca de ayuda, Como Sabrina tenia miedo de que la llamaran su
madre, se mordié los labios y asinti con la cabeza a su tia, indicandole que
podian jugar.

Después de eso, su tia dijo: “Esta bien, pero no digas nada que no debas
decirle®.

Los nifios asintieron de inmediato antes de salir corriendo alegremente de detras
de la tia de Sabrina y hacia Fernando para jugar con los juguetes nuevos.
Especialmente Joaquin cuando le grité obedientemente a Fernando con su voz
infantil, “Tio...”

Aparentemente, su voz habia derretido el corazon helado de Fernando cuando
extendio6 la mano para acariciar suavemente las cabezas de los nifios antes de
llevarlos a la alfombra y comenzar a jugar con ellos.

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