Big Novel

Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capitulo 118

Fernando nunca habia llevado a una mujer a su apartamento antes.

Sabrina fue la primera mujer de la historia.

Aunque Sabrina habia visitado su departamento con Joaquin y Carmen
anteriormente, fue para la prueba de paternidad y no tuvo nada que ver con el
dia de hoy.

Fernando no sabia qué le pasé después de recibir una llamada de Dan. Queria
venir a ver a Sabrina cuando miré por la ventana y vio la lluvia.

Efectivamente, la mujer estaba parada afuera de la villa cuando él llegé.

Estaba parada afuera en la tormenta como una idiota esperando que Lola
aceptara verla.

Ella era realmente esttpida.

¢Qué le habia ensefiado la familia Bracamonte en el pasado?

¢Quién creia Sabrina que era Lola?

Lola era capaz de matar a alguien por causarle una reaccion alérgica.
¢Perdonaria a Sabrina facilmente?

¢Coémo podria Sabrina convencer a Lola para que la dejara disefiar su vestido
de novia?

Al final, Sabrina se desmay6 por completo en la tormenta.

Fernando realmente no sabia lo que ella estaba pensando, pero tampoco sabia
lo que él estaba pensando.

Al principio no le caia bien y simplemente queria una mujer con la que acostarse,
pero no pudo resistirse a mirarla cuando se enteré de esto y vio la lluvia e
incluso terminé tirandose.

Fernando fruncié el cefio al instante. ¢ Se habia vuelto tan desesperado que
estaba empezando a preocuparse por alguien con quien queria acostarse?

Sin embargo, ahora no era el momento de pensar en esto.

La estlpida mujer se sentia bastante célida.

Debe tener fiebre después de haber estado bajo la lluvia.

Fernando la cargé hasta el apartamento y llamé a su médico privado ya su
mucama para que lo ayudaran.

A pesar de que Fernando tenia TOC para la limpieza, sorprendentemente llevé a
la empapada Sabrina a su cama cubierta con ropa de cama de plumas y la
colocé en ella mientras esperaba que vinieran el médico privado y la mucama.
Automaticamente quiso quitarle la ropa corporativa empapada, pero en el
momento en que sus manos se acercaron a ella, instintivamente se detuvo.

No estaban saliendo, por lo que no queria aprovecharse de ella en su momento
de necesidad.

Primero la cubrié con una manta delgada antes de esperar al médico y la criada
en la sala de estar.

Fernando estaba sentado en el enorme sofa cuando llegaron el médico y la
mucama. Sacé un cigarrillo de la caja y lo

encendi6.

El humo del cigarrillo flotaba en el aire.

Un par

de bocanadas mas tarde, llamé Dan.

Fernando toco la pantalla y contest el teléfono. La voz sonriente de Dan provino
del teléfono. Lola dijo que Sabrina se ha ido.

“No tiene nada que ver conmigo”, respondié Fernando con indiferencia mientras
fumaba su cigarrillo.

“Jeje...” Dan se rié profundamente. “¢ Realmente no tiene nada que ver contigo?
El guardia de seguridad dijo que alguien que conducia un automévil con
matricula local que comenzaba con “A’ se la llevé. Apenas hay gente con esa
placa en Trujillo. Dime. ¢ Eras ta?"

Fernando se quedo en silencio.Books Chapters Are Daily Updated Join & Stay
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Hizo una pausa antes de decidir decir la verdad: “La tome”.

“¢ Te gusta ella?” Dan continu: “¢Hablas en serio? ¢O es solo una aventura?
Efectivamente, fue justo como él esperaba,

“¢ No tienes nada mejor que hacer? ¢Por qué te importa?” dijo profundamente
Fernando.

“Me preocupa tu felicidad”.

“Entonces, gracias”. Fernando queria colgar. “Si eso es todo, voy a colgar”.

“Por supuesto. No dejes que te entretenga”, Dan sonri6 ambiguamente mientras
colgaba el teléfono.

Fernando tir6 su teléfono a un lado y sigui6é fumando su cigarrillo.

El médico privado y la mucama llegaron uno tras otro cinco minutos después.
Fernando apag6 su cigarrillo y le dijo al médico privado que examinara a Sabrina
mientras le decia a la mucama que cambiara de ropa.

la

Después de que la criada le quitara la ropa mojada a Sabrina, se encontro con
algunos problemas. Fernando solo tenia ropa de hombre en el apartamento y no
habia nada para que se pusiera una mujer.

La mucama no trajo una muda extra de ropa, asi que le pregunté a Fernando
mientras se sentaba en la sala: “Sr. Santander, me he quitado la ropa mojada,
pero no tenemos ropa de mujer en el apartamento.

Fernando reconocié en voz baja antes de decir: “Ve a mi armario y tréele una de
mis camisas”.

La criada reconocié su instruccion y se volvié para tomar una de sus camisas
blancas.

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