Big Novel

Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capitulo 153

Mientras tanto, en un hospital de Trujillo:

El médico acababa de sacarle sangre a Joaquin. El nifio descansaba
tranquilamente en los brazos de su madre mientras esperaban los resultados del
andlisis de sangre.

Esperaron en un tenso silencio. Elena claramente se estaba ahogando en la
culpa. Lo siento mucho, Sabrina. Todo es mi culpa. Deberia haberlos vigilado
mas de cerca.

“No te culpes, Elena. Los nifios tienen fiebre todo el tiempo. No es tu culpa.”
Sabrina honestamente no culpé a su tia en absoluto. La mujer los habia acogido
y ayudado a Sabrina a criar a sus hijos.

Ella era la razén por la que Sabrina podia conseguir un trabajo y salir a trabajar
todos los dias sin preocuparse por sus angeles.

“Mira lo miserable que se ve Joaquin. Me siento terrible-susurré Elena. Estaba
claramente desconsolada. La mujer amaba y cuidaba a los mellizos como si
fueran suyos.

“Todo estar bien”, le dijo Sabrina a su tia. Puso su mano sobre la mano de la
mujer y la apret6 ligeramente. La mano de su tia era pequefia en la suya, su piel
estaba surcada por las mas minimas arrugas. Es sdlo fiebre, Elena. Joaquin va
a estar bien”.

Sabrina tenia razon. Solo era fiebre. No fue nada grave. Elena asintio y traté de
calmar su corazén preocupado.

“Mama, no duele. Me siento bien -solté Joaquin de repente. Habia estado
descansando tranquilamente en los brazos de Sabrina mientras Sabrina le
hablaba a Elena cuando la sarta de palabras broté torpemente de sus labios.
Todavia estaba torpe con sus frases.

Pero Sabrina escucho a su hijo alto y claro.

La joven sintié que algo célido y borroso se asentaba en su pecho. Miré al chico
y le dio un suave beso en la mejilla. “Mama lo sabe. Estas mas que bien. Eres
increible. {Como Superman!

“Si.” El chico asintio. “Soy Superman.”

“Asi es. Joaquin es como Superman”.

Mientras Sabrina bafiaba a Joaquin con suaves elogios, Carmen colocé su
pequefia mano en la frente de su hermano y comenzé a murmurar algo
ininteligible.

Sabrina y Elena no podian entender ninguna de las palabras confusas de la
nina.

Pero Joaquin pudo.

Extendio la mano y colocé su pequefia palma en la frente de su hermana. “Estoy
bien, Dora”.

Carmen escuchd eso y asintié en silencio.

Los gemelos parecian tener un lenguaje que compartian entre ellos. Se
entendian perfectamente.

Sabrina se aferré a Joaquin y siguié esperando. Después de media hora, el
informe para el andlisis de sangre estaba listo.

Sabrina dejo a Joaquin en el suelo y se fue a recoger el informe. Mientras tanto,
Joaquin y Carmen esperaban al lado de

Elena.

Mientras esperaban el regreso de su madre, Joaquin mir¢ a los otros nifios en el
hospital. Tenian tanto a sus padres como a sus madres con ellos.

Una astilla de envidia se introdujo en el pecho del muchacho.

A medida que Joaquin aprendia a hablar, también comenzaba a aprender mas
sobre el mundo que lo rodeaba.

Miraba a los otros nifios. Tuvieron una madre y un padre.

La vista clavaria una daga de envidia en su corazon.

Todos los demas tenian un padre.

Pero no lo hizo. Su hermana tampoco.

Joaquin no entendia por qué. Sin embargo, ahora no se sentia bien y su
incomodidad impedia que su mente se detuviera en ese pensamiento. El nifio
dejo de lado el pensamiento y siguié esperando pacientemente el regreso de su
madre.

Después de recoger el informe, Sabrina llevé a Joaquin y los resultados del
andlisis de sangre de Joaquin al médico. El médico estudio el informe y las cifras
que indicaban el recuento de glébulos blancos de Joaquin. “Es una infeccion
viral. Pero por lo que parece, es leve. No tienes nada de qué preocuparte.”
Sabrina solté un suspiro de alivio. “; Necesita que lo pongan en el goteo?”

El médico alcanzé el termémetro y tomo la temperatura de Joaquin. Después de
un momento, eché un vistazo a la temperatura que se mostraba en el
dispositivo. “La fiebre parece haber bajado, pero no podemos estar seguros de si
volvera”.

¢Qué quieres decir?” Sabrina parecia un poco confundida.

“Existe la posibilidad de que la fiebre contintie durante otros tres dias antes de
bajar al cuarto. Por lo general, ahi es cuando aparecen las erupciones”, explicd
pacientemente el médico a la joven. “Debes controlar su temperatura
regularmente y

ratar de mantener baja la fiebre. Si su temperatura sube por encima de 100.4,
denle aspirina para nifios”.

“Si su temperatura no baja, llévelo al hospital de inmediato”.

Sabrina se aprendio diligentemente de memoria el consejo del médico.

Sabrina y Elena llevaron a los nifios a casa. Esa noche no pudieron dormir
mucho. Tenian que levantarse cada hora para tomarle la temperatura a Joaquin.
Si la fiebre no hubiera empeorado, volverian a la cama. Si lo hubiera hecho,
tendrian que

enfriarlo.

Eso continué durante otros tres dias.

El médico habia tenido razon. La fiebre bajé al cuarto dia.

Aparecieron las erupciones.

Después de un dia, las erupciones desaparecieron. Joaquin se habia
recuperado.

Elena decidié darle un capricho a Joaquin después de su enfermedad. Llamé a
Sabrina y le dijo a su sobrina que le gustaria. salir con Joaquin y Carmen.
Podrian visitar el centro comercial y tomar algunos bocadillos.

Sabrina pens6 que era una gran idea. Habiendo obtenido el permiso de su
madre para sacarlos, Elena llevé a los dos nifios emocionados a un centro
comercial en el vecindario.

A Sabrina le preocupaba que los Bracamonte y los Santander se enteraran de lo
de los nifios y habia tratado de mantener su existencia en secreto. Eso
significaba que los gemelos apenas podian salir de la casa.

Eso explicaba por qué estaban abrumados por la vista del enorme centro
comercial que los recibié. Los ojos de los nifios se

abrieron con asombro.

La curiosidad brill en sus enormes ojos mientras exploraban el lugar.

Joaquin era el mas travieso y jugueton de los dos.

No dejaba de correr. Estaba euférico.

Elena agarré con fuerza la mano de Carmen mientras le gritaba i Joaquin y te
elec la al nifio que redujera la velocidad y dejara de correr.

Joaquin avanzé valientemente como un aventurero y se enconti frente al patto
de recreo. Los piguetes estaban esparcidos por todo el lugar. No pudo evitar
agarrar uno y jugar con el Otro chico aparecié de la nada entonces. Era un poco
més alto que Joaquin y del lado mas regordete. No parecia darle la bienvenida a
Joaquin en absoluto.

El nifio empuijé fuerte a Joaquin. Este Ultimo era un poco més pequerio que el
primero. La fuerza del empujon del gordito. hizo que Joaquin tropezara unos
lados mas alla. Sin embargo, a Joaquin no parecié molestarle.

No le importé.

De hecho, camino de regreso al patio de recreo y siguié jugando,

Fue entonces cuando el gordito lo volvié a empujar. Joaquin finalmente se
molestd. Se levantd y comenzé a pelear con el

otro chico.

Elena corrié hacia adelante con Carmen. La mirada de alarma en sus ojos era
tan cruda como el dia. Traté de separar a los chicos. El nifio gordito se molesto
cuando se dio cuenta de que si oponente de alguna manera habia puesto a un
adulto de su lado. Empez6 a gritar a todo pulmén. “Voy a gritar por mi papa. iMi
papa te va a dar una paliza! iMi papa es el mejor!"Books Chapters Are Daily
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“Yo.... yo....” Joaquin también queria llamar a su padre para que lo rescatara.
Pero él no tenia uno.

“Qué ocurre? ¢No tienes papa? El nifio gordito le arrebaté de las manos a
Joaquin el juguete que sujetaba Joaquin. La mirada en el rostro del chico era de
suficiencia. “Tt no! jNo tienes papal

“Yo...” tartamuded Joaquin. El otro chico tenia razén. Joaqui se sonrojé. Un
impulso repentino de coraje surgié a través de su pequefia forma. Dio un paso
adelante y le dio un fuerte empujon al nifio gordito.

Elena no pudo detenerlo a tiempo.

Los dos chicos se pelearon. Después de un tiempo, el nifio gordito finalmente
empujé a Joaquin lejos de él con un fuerte empujon. “Tu no tienes papa! jTengo
un papa! {Mi papa te va a patear el trasero!”

Joaquin se aparté a trompicones del otro chico. Sus ojos se llenaron de
lagrimas. Parecia a punto de estallar en lagrimas.

Fue entonces cuando una mano grande y calida aterrizo suavemente sobre su
hombro. Antes de que Joaquin pudiera darse, la vuelta y ver quién era, escucho
una voz baja y melédica detras de él. “Por supuesto que tiene un padre”.

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