Big Novel

Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capitulo 316

Pronto, la criada salié de la cocina con una taza de helado en sus manos. Se lo
llevé a Sabrina con cuidado y comenz6 a elogiar a Fernando. “Sra. Bracamonte,
el Sr. Santander es muy bueno con usted. Sabe, esta mafiana me dijo que le
preparara un helado esta noche. Entonces le pregunté qué sabor preferia. Dijo
que se olvidé de preguntar y dejo yo elijo un sabor popular entre las chicas. Asi
que hice helado de vainilla. ; Te gusta?”

“Es bueno.” Sabrina sabia que la criada estaba elogiando a Fernando.

Si no hubieran tenido hijos, o si no les hubiera pasado nada desagradable,
probablemente ella se habria conmovido mucho y habria salido con él en serio.
Pero la realidad era diferente.

Debe protegerse y no perder el corazon.

De esta manera, no estaria triste cuando él la dejara.

Todavia hay mucho en la cocina. La criada estaba feliz de servir a Sabrina.
Estaba bastante segura de que Sabrina era la mujer que le gustaba a Fernando.
En el pasado, la criada a menudo vefa chicas que venian al lujoso apartamento
de Fernando. Fernando no se preocupaba por ellos.

Sin embargo, traté a Sabrina de manera diferente.

“Gracias. Es suficiente”. Sabrina se neg6 cortésmente.

La sirvienta continué: “Sra. Bracamonte, qué otros postres le gustan? Se los
prepararé la proxima vez’.

“No te molestes. No como postres a menudo®.

“No es nada. De todos modos, deberia hacer postres para ti cada vez que
vengas aqui“.

Sabrina se quedo sin palabras.

“Entonces hazlo como quieras. Estoy de acuerdo con cualquier postre®.

“¢No tienes un postre favorito?”

“Yo no.”

“Puedo hacer algunos postres diferentes. Te los haré uno por uno en el futuro®,
dijo la sirvienta con una sonrisa.

Sabrina asintié con una sonrisa incémoda. La criada fue tan hospitalaria que
Sabrina no tuvo valor cabeza y sirvi¢ el helado. Después de un tiempo,
Fernando volvi a casa.

para decir

que no. Bajo la

Dos extrafias mujeres lo siguieron. Cada una de ellas llevaba un pequefio
maletin y caminaban detras de Fernando. Sabrina les devolvié la mirada.
Fernando se aflojé la corbata negra y caminé hacia ella. Se sentd, le rodeo los
hombros con los brazos y dijo con carifio; “¢,Sabe bien el helado?*.

“Nada mal.” Sabrina no estaba cémoda con su comportamiento intimo. Su
corazén se acelerd incontrolablemente.

Fernando sonri¢ al escuchar eso. Saludé a las dos jovenes y dijo; “Vengan aqui“.
Las mujeres se acercaron de inmediato y abrieron cuidadosamente los estuches
de cuero. Cuando Sabrina vio las cosas en los estuches, se quedd boquiabierta.
En un caso, habia un collar de diamantes brillantes. En el otro, habia un
hermoso vestido de gasa.

“Entonces, ¢son estos los regalos que mencioné en el mensaje de texto?”
Sabrina se pregunto.

Mientras Sabrina miraba los regalos, Fernando le pidié a una mujer que sacara
el collar brillante del estuche. Puso el collar alrededor del cuello de Sabrina y
dijo: “Este es el collar de la reina que compré en una subasta el afio pasado.
Ahora es tuyo“.

“¢El collar de la reina?” Sabrina hizo una doble toma y preguntd. Toco el collar.
Se sentia frio, pero era innegable que sintié una magia extraria con él.
Fernando la vio sosteniendo el collar y pensé que lo iba a romper. El agarré su
mano y dijo: “Si la separas, se perderan 500.000 ddlares”.

Sabrina estaba asombrada.

No podia imaginar que el collar valiera 500.000 délares. Miré a Fernando con los
ojos abiertos como platos.

Ella se pregunté: “Por qué es tan generoso conmigo?”

Pero cuanto mas generoso era él, mas avergonzada se sentia. Se lo quité con
cuidado y dijo: “Esto es demasiado caro. No puedo aceptarlo®.

“Nunca retiro lo que he regalado®“. Fernando apretd sus manos y le impidio
quitarse el collar.

Sabrina sabia qué decir.

Ella se quedé sin palabras.Books Chapters Are Daily Updated Join & Stay
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Ella pensé: “Si salgo usando algo que vale 500,000, me pueden robar”.

El punto era que ella no queria aceptar un regalo tan caro.

Sin embargo, Fernando estaba decidido a darselo. Saco el vestido del estuche y
le dijo a Sabrina: “Pruébatelo y mira si te queda bien“.

“¢, Por qué me das un vestido?” Sabrina preguntd, perpleja.

“Habra una fiesta privada en un yate los fines de semana. Te llevaré alli“, dijo.
Una sonrisa toco las comisuras de sus finos labios. Froté suavemente la piel de
porcelana junto a la oreja con los dedos, como si su piel fuera una fina pieza de
seda.

Las yemas de sus dedos estaban un poco asperas y Sabrina podia sentir que le
quemaban un poco la piel.

Apreto la mandibula y permanecié inmévil.

Fernando no dejaba de frotarle la oreja y no podia separarse de ella. El dijo: “No
quiero que la mujer que saque sea despreciada.

“Intentalo”

Sabrina no pudo rechazar su pedido porque queria pedirle que se ocupara de la
familia Bracamonte. Asi que justo ahora, ella se sent6 alli, sin luchar cuando él le
froté las orejas y las mejillas. Tomo el vestido y entré en una habitacion para
cambiarse.

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