Big Novel

Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capitulo 66

Esta era la primera vez que Fernando le hacia algo asi a Sabrina. Atrapala
fisicamente en un rincén.

Se cernia sobre ella como una sombra terrible, exudando tanto un aire
intimidante de autoridad como un carisma magnético. Sabrina se sinti6 como si
hubiera sido atrapada en una gran red. Se envolvié alrededor de ella con fuerza
como un estrangulamiento. Se sinti6 jadeando por aire.

Ella lo sabia. Tenia que mantenerse alejada de Fernando.

Era demasiado peligroso.

“Sr. Santander, no tengo ni idea de lo que estas hablando*. Sabrina traté de
recuperarse, empujando a un lado el escalofrio de miedo y sorpresa dentro de
ella mientras permanecia calmada y serena.

Ella levanté un poco la cara y lo miré a los ojos.

“¢ Es eso asi? ¢ Estas seguro de que no tienes idea de lo que estoy hablando?
Los ojos oscuros de Fernando se clavaron en los brillantes y hermosos ojos de
Sabrina. Parecian mirar directamente a su alma.

Sabrina sintié un escalofrio recorrer su cuerpo. Se mordi6 los labios sin saberlo.
“Realmente no, Sr. Santander”.

“Dejar de fingir.” Habia un dejo de contundencia en la voz de Fernando. Se
incliné hacia Sabrina con todo su terrible peso.

Estaban tan cerca que parecian estar a punto de caer en los brazos del

otro.

Sabrina se arrojo contra la pared detras de ella al instante. No tenfa idea de qué
estaba hablando Fernando.

La joven parpade6 furiosamente mientras trataba de mantener la calma. “Sr.
Santander, no estoy fingiendo. Honestamente, no tengo idea de lo que estas
hablando*.

“¢ Estas seguro de que no estas actuando en este momento?” La mirada en los
ojos de Fernando se oscurecié. Su mano se disparé y agarré la barbilla de
Sabrina con fuerza. EI hombre traté de girar el rostro de Sabrina hacia él para
poder mirarla directamente a los ojos. “¢ De verdad no tienes idea de por qué mi
abuela te invit6 a almorzar?”

Sabrina se congeld. La realizacion cay6 sobre ella entonces. Entonces, esto era
de lo que estaba hablando.

El creia que ella de alguna manera habia engafiado a su abuela para que la
invitara a almorzar.

Ella lo sabia. Ella habia tenido razén.

Fernando la detestaba. Todo lo que ella hacia le parecia sospechoso.

“Yo no hice nada, sefior Santander. Tu abuela me invit6 a almorzar*, dijo Sabrina
en voz baja. Sus ojos estaban oscurecidos por la desilusion mientras miraba al
hombre del que habia estado enamorada durante tantos afios. “Puedes
preguntarle a la anciana misma si no me crees*.

“Debes saber que no fui yo quien se ofrecié como voluntario para disefiar su
sombrero. Solo estaba haciendo lo que me dijeron*.

Ella escupio6 esas palabras en voz baja, luego, después de un momento, hablé
de nuevo. “Me suelta ahora, sefior Santander?”

Fernando no queria dejarla ir en absoluto. El frunci6 los labios mientras sus
dedos pellizcaban su suave barbilla. Al momento siguiente, estaba inclinado de
nuevo y mirandola como un depredador con su presa. Sus palabras salieron
roncas. “¢ Estas seguro de que no me estas mintiendo?”

Sabrina capt6 el suave olor a humo con sabor a menta que salia de los labios de
Fernando mientras hablaba.

Odiaba el olor a humo de cigarrillo.

Sin embargo, de alguna manera, ya no olia tan mal. De hecho, olia
especialmente bien.

La joven no pudo evitar el repentino escalofrio que recorrié su cuerpo. No

sabia por qué el hombre tenia que pararse tan cerca. Solo queria algunas
respuestas, ¢no? Ademas, pensaba que a él le desagradaba.Books Chapters
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¢No podia dar unos pasos atras y hablarle como un ser humano normal?

“No estoy mintiendo*, dijo Sabrina mientras contenia la respiracion. “Sr.
Santander, por favor libérame. Si sinceramente no me quiere cerca, puedo
volver a la habitacion y decirle a Mdm Santander que algo ha surgido y que
tengo que irme ahora mismo*.

“¢ Tienes prisa por irte?” Fernando le lanzé una mirada.

No tenia idea de por qué no podia dejar de pensar en besar a la mujer.

A Fernando le llamé la atencién cémo no podia dejar de pensar en la forma en
que ella olia. La vista de sus labios lo volvi6 loco. Queria desesperadamente
besarla.

Atrapado por el impulso, perdi6 toda razén. El hecho de que esta era la mujer
que lo habia tendido una trampa se perdié para él por un solo instante.

Su mente se quedd en blanco por completo.

Solo un pensamiento permanecia en su cabeza.

Queria besarla. Queria besar esos labios rojos.

Los queria mojados e hinchados por sus besos y la queria sin aliento por la falta
de aire y llena solo con su aliento.

Entonces, se dio cuenta de lo que estaba pensando. Debe estar volviéndose
loco.

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