Capitulo 76
“Tendré que irme pronto. Me estan esperando en casa®, dijo finalmente Sabrina
después de una larga charla con su amiga. Sus ojos volaron hacia el reloj. Eran
mas de las nueve.
Tenia que ir a casa y acostar a sus hijos.
“Por supuesto. Tienes un nifio del que cuidar ahora. Entonces no te retendré®,
dijo Cindy. Todavia estaba tratando de acostumbrarse al hecho de que Sabrina
ahora era madre.
Deberias pasarte por casa de Elena en algiin momento. Te presento a Joaquin y
Carmen.
Cindy se congelé momentaneamente. “¢ Tienes dos de ellos? ¢ Son gemelos?”
Sabrina asintié.
Cindy se sinti6 momentaneamente abrumada.
Ella no podia creerlo. Su mejor amiga tenia mellizos.
“Tengo que irme ahora.” Sabrina finalmente se levanté del sofa. Era hora de
regresar.
Cindy también se puso de pie y la acompafié hasta la puerta. “Puedes pasar la
noche en mi casa la préxima vez que tengas que trabajar hasta tarde. Te
ahorrara algo de tiempo para ir a trabajar a la mafiana siguiente®.
Sabrina asintié.
Sabrina cerr6 la puerta suavemente, luego se dio la vuelta y se dirigi6 al
ascensor.
Un suave ding soné en el otro extremo del pasillo mientras se dirigia hacia el
ascensor. Las puertas del ascensor se abrieron sin hacer ruido.
Fernando sali6 del ascensor. Tenia los dedos apretados alrededor del puente de
la nariz. Sabrina, que se dirigia hacia el ascensor, se detuvo en seco. Fernando
también se quedé helado.
Se miraron el uno al otro con una mirada aténita en sus ojos.
“Sr. Santander”, dijo Sabrina apresuradamente mientras salia de su estupor
aténito antes que Fernando. Ella no esperé su respuesta. En cambio, acelero el
paso y se dirigié directamente al ascensor.
Fernando le dirigié una mirada larga y dura. Su mano salié disparada y se
envolvié alrededor de la mufieca de Sabrina cuando la joven pasé a toda
velocidad junto a él. Con un fuerte tirén, arrastré a Sabrina hacia atras hasta que
estuvo justo frente a él nuevamente. “¢ Qué estas haciendo aqui? ¢Me has
estado acosando?
Sabrina no dijo una palabra.
Honestamente, para acechar a Fernando se necesitaban agallas y ella no era
tan valiente.
Ella sacudi6 su cabeza. “No. Mi amigo vive aqui.
“Soy el tnico residente en este piso“. Fernando no tenia idea de que acababa de
adquirir un nuevo vecino.
“Eso no es cierto. Mi amiga también vive en este piso, sefialé6 Sabrina hacia el
otro apartamento. “Ese es su apartamento®.
El pliegue entre las cejas de Fernando se profundizé. “Deja de intentar
mentirme. Hace tiempo que vivo en este edificio. Soy el Unico residente en este
piso.
Sabrina sabia que él no le creerfa.
Trat6 de no enojarse por eso. “No estoy mintiendo y puedo probarlo. Déjame ir y
me acercaré y llamaré a la puerta. Mi amigo abriré la puerta.
“No te molestes®. Fernando no estaba interesado en escuchar nada de lo que
Sabrina tenia que decir. Una repentina oleada de irritacién surgié dentro de él.
No pudo evitar la nota de hostilidad en su voz cuando habl6 de nuevo,
“¢Conoces a Dan Barreda?”
Deberia haberse dado cuenta de que se habia pasado de la raya cuando esa
pregunta sali6 volando de sus labios.
No deberia importarle.
Deberia haberla ignorado.
Pero siguieron encontrandose y luego, su amigo le habia dicho que queria a
Sabrina.
Y aqui estaban, encontrandose de nuevo. La serie de coincidencias desperté
oleadas de irritacion y frustracion en su interior.
Sabrina parecia atraer a los hombres como la miel a las abejas.
De alguna manera, eso lo molesté.
¢Dan Barreda?
Sabrina se congel6 cuando escuché el nombre. Hizo todo lo posible por recordar
dénde habia oido ese nombre.
Entonces la golpe6. Los Barreda formaban parte del Cuarteto Nordenic.
Ella habia oido hablar de ellos.
Pero ella realmente no conocia a ninguno de ellos personalmente.
Sabrina no tenia idea de por qué Fernando habia mencionado a los Barreda.
Ella simplemente respondié a su pregunta con honestidad. “Conozco ese
nombre*.Books Chapters Are Daily Updated Join & Stay Updated for All Books
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Pero, ¢cémo llegaron a conocerse?
Fernando se dio cuenta entonces de que la mujer parada frente a él no era tan
inofensiva como parecia ser. Parecia conocer a todo el mundo.
“Asi es. Pero no lo conozco personalmente*, dijo Sabrina mientras trataba de
soltar su mufieca de su agarre. “Sr. Santander, tengo que volver ahora. Por favor
déjame ir.”
“Quieres que te deje ir“, Fernando mir6 las facciones impecables de Sabrina. Al
momento siguiente, él la tiraba hacia la pared y se inclinaba hacia ella,
atrapandola entre él y la pared. Sus siguientes palabras salieron
estoy.
en voz baja y ronca. Me estabas esperando, ¢verdad? Bueno, aqui estoy.
“¢ Estas jugando duro para conseguir?”
¢De qué estaba hablando? Sabrina se congel6 de estupor cuando escucho las
palabras salir de los labios de Fernando.
¢Estaba jugando duro para conseguirla?
iElla no tenia idea de que él también vivia aqui, maldita sea!